29 de febrero de 2008

Los tíos de la porra

Siempre, incluso antes de la muerte de Franco, han existido estas pandillas de gentes que se dedican a boicotear los actos públicos de sus contrarios. Desde las elecciones catalanas (es mi percepción, habrá quien sitúe el inicio antes o después) venimos asistiendo a un recrudecimiento de estos actos.

Vaya por delante que, en mi opinión, reunirse para quitarle a alguien la palabra e impedirle dirigirse a los demás es una coacción intolerable. Trátese de María San Gil, Rosa Díez o Santiago Carrillo.

Pero me gustaría hacer algunas reflexiones. Por un lado la ocupación de la práctica totalidad de los medios de comunicación por parte de los dos principales partidos políticos, PP y PSOE, no deja hueco para la expresión de ideas independientes. ¿Qué salida tiene un grupo de jóvenes que quiera hacer oír su voz?

Por otro lado, da la impresión que ahora no hay político que se precie sin un intento de boicoteo. Hay cosas que suenan provocadas y exageradas, es más, me dio la impresión de que la vicepresidenta Fernández de la Vega respiraba aliviada cuando, en no sé qué Facultad, un grupo de jóvenes le abucheó e increpó levemente.

Pero hay otros tíos de la porra viles, muy viles, de los que no se habla y que no deberían escapar impunes. Se trata de Libertad Digital, bastan dos ejemplos para ilustrar lo que digo:

Hace semanas contamos cómo, en el acto de recuerdo del concejal Jiménez Becerril y su esposa, asesinados por ETA, una señora increpó al alcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín. La mujer del alcalde no aguantó más y, harta ya de estar harta, le replicó a la señora que no había derecho, que vivían bajo amenazas constantes (¡el alcalde de Sevilla!) de extremistas como ella, que tienen prohíbido a los hijos abrir el buzón de casa para que no vean las amenazas que a diario les llegan. Al día siguiente Libertad Digital, lejos de lamentarse de la situación a la que nos está llevando esta crispación, sacó la porra y le dedicó a la buena señora un artículo en el que denunciaba unas supuestas irregularidades cometidas a principios de los 90, cuando su marido era presidente de la diputación de Sevilla.

Esta campaña ha comenzado con un vídeo de apoyo a Zapatero por parte del mundo de la cultura. Esto sabemos que molesta sobremanera a Jiménez Losantos y sus adláteres. Uno de los delincuentes que manifiesta su apoyo es el actor y cantante malagueño Fran Perea. A los pocos días, el medio digital volvió a sacar la porra para atacar, no sólo al artista, sino a toda la familia Perea Bilbao. Al parecer forman toda una mafia delictiva en la que el padre y algunos tíos son funcionarios de educación o de Universidad y la madre, la que parece ser la cabecilla de la banda, es Amparo Bilbao Guerra, delegada de la Consejería de Igualdad y Bienestar Social. El veredicto contra la familia es claro: son culpables de estar a sueldo de la Junta de Andalucía (por cierto, los de Universidad son funcionarios del estado, no de la Junta de Andalucía).

Aquel que se atreva a apoyar a Zapatero, criticar a Rajoy o a cualquiera del entorno del imperio mediático de Jiménez Losantos (COPE, Intereconomía, Libertad Digital...), que se tiente las ropas y mire su nómina. Porque como esté a sueldo de la Junta de Andalucía (o similar) le van a descubrir.

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