12 de mayo de 2012

Entrevista a Luna Hussein, diseñadora de Veraluna Comercio Justo

 

Entrevista: "Toda la moda podría ser de Comercio Justo"


Esta joven diseñadora de 30 años ha cumplido uno de sus sueños con la creación de la colección Veraluna Comercio Justo para Intermón Oxfam.
(c) Luna Hussein
Luna Hussein
(c) Luna Hussein
Muchas mujeres eran maltratadas y llegaban al taller, se ponían a hablar, contaban sus chismes, les cambiaba el semblante. No se trataba sólo de trabajo, era su momento como mujeres, como personas
 
¿Cómo y cuándo empieza tu relación con la moda más solidaria?

A los 19 años viajé a la India con un proyecto de voluntariado de Diseño para el Desarrollo con el que diseñamos una colección de ropa para vender en India y que, posteriormente, también se vendió en España. Queríamos hacer una colección de ropa que se comprara porque gustaba y no sólo por un acto de solidaridad. El resultado fue espectacular. Nosotras hacíamos los diseños en España y en la India enseñábamos técnicas de confección a las mujeres para que los realizaran. Muchas de ellas nunca habían cogido una aguja.

¿Y cuando volvías a España?


Pues la primera vez era tan joven que volví en una especie de trance. Yo siempre he sido muy idealista y esa experiencia fue el detonante que forjó mi personalidad. Empecé a ser consciente de las desigualdades de la sociedad y supe entonces que quería enfocar mi trabajo a terminar con esas injusticias. Me decía: “¿Con lo que yo tengo en la mano, qué puedo hacer?”

¿Y has terminado diseñando la colección Veraluna Comercio Justo?

Sí, y me siento muy afortunada. Nos reunimos con Hoss Intropia e Intermón Oxfam para definir la colección de primavera-verano 2012, diseñamos los patrones y viajamos a la India para realizar los prototipos y buscar materiales.

¿Y cómo ha sido el trabajo con la mujeres en la India?

Pues casualmente la cooperativa con la que trabajamos en este proyecto es la misma con la que trabajé hace 10 años, Creative Handicrafts. En aquel momento, yo iba con la intención de enseñarles confección, mediante gestos, porque la mayoría no hablaban inglés. Pero ellas me enseñaron más a mi. Muchas mujeres eran maltratadas y llegaban al taller, se ponían a hablar, contaban sus chismes, les cambiaba el semblante. No se trataba sólo de trabajo, era su momento como mujeres, como personas. Aprendí las cosas importantes de la vida. Después de diez años he podido ver cómo, gracias al trabajo, han progresado, ya no tienen el semblante que tenían. Han conseguido ascender, tienen voz, se hacen escuchar, tienen carácter.

¿Crees que estas iniciativas restan frivolidad a la moda?

Toda la moda puede ser comercio justo, solo hace falta que la gente que trabaja en ella experimente que se pueden hacer las cosas de otra forma. La moda es algo creativo, el que diseña lo hace desde el corazón. Y yo creo que es posible hacerlo de una forma sostenible. Todos tenemos que vestirnos, así que me gustaría convencer al resto de la gente del mundo de la moda que trabajar de forma justa se puede convertir en la única forma de trabajar. Tenemos entre manos la posibilidad de enseñárselo al mundo, ahora es más fácil que hace diez años.

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