23 de mayo de 2012

Un silencio súbito

 
La Iglesia, que se pasa la vida hablando de sexo, debería manifestarse también acerca de las últimas decisiones del Gobierno. Aún no sabemos qué le parece, por ejemplo, el hecho de que dejemos de atender a los inmigrantes enfermos. No nos imaginamos a Jesús pidiéndole la cartilla sanitaria a un ciego antes de sanarlo. Es más, Jesús atendería antes al inmigrante, al pobre, que al enfermo con recursos. He buceado durante horas en Internet, buscando alguna manifestación de Rouco Varela o adláteres, signifique lo que signifique adláteres, sobre esta iniciativa gubernamental, pero parece que no saben, no contestan. Es como si hubieran decidido especializarse únicamente en divorcios, asuntos clínicos (sobre todo los relacionados con el embarazo), y tendencias sexuales.   No nos parece mal. Tampoco criticaríamos que hubiera cardenales u obispos que opinaran todo el rato sobre cuestiones de ingeniería aeronáutica o de arquitectura modular. Pero echamos en falta sus opiniones acerca del trato que de ahora en adelante se va a dar a los enfermos y a los jubilados, que son, junto a los inmigrantes, los sectores más desfavorecidos de la sociedad. Nosotros somos partidarios de la separación entre la religión y la política, pero dado que la jerarquía se politizó tanto cuando gobernaba Zapatero, no acabamos de entender esta despolitización súbita, como si hubieran sido víctimas de una conversión.   A la Conferencia Episcopal no le afecta, seguramente, la subida de IVA ni de las cargas fiscales en general. Ya sabemos que por no pagar no paga ni el impuesto sobre bienes inmuebles, pero aun así debería salir en defensa de sus fieles. No comprendemos, en fin, este silencio sobrevenido cuando más falta nos harían sus opiniones. Por ejemplo, ¿es monseñor Camino partidario de la dación en pago? Comprendemos que para opinar sobre este asunto se deben adquirir ciertos conocimientos de economía, así como del funcionamiento de los bancos. Pero para gente que sabe tanto del matrimonio sin estar casada y del sexo sin practicarlo no debería resultar difícil ponerse al día en estos temas que tanto agobian a la feligresía.   Gracias.  
 
(Juan José Millás. La opinión. Málaga)
 

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