5 de diciembre de 2012

Manifiesto de ADIDE (Asociación de Inpectores de Educación)

ASOCIACIÓN DE INSPECTORES DE EDUCACIÓN DE ANDALUCÍA
www.adide-andalucia.es

La Asociación de Inspectoras e Inspectores de Educación de Andalucía, tras el estudio del anteproyecto de Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa realizado en el VII Congreso de ADIDE Andalucía, celebrado en Chiclana de la Frontera los días 8 y 9 de noviembre de 2012, difunde el siguiente
 
MANIFIESTO:

1.- LAS EVALUACIONES EXTERNAS ANULAN EL PRINCIPIO DE EVALUACIÓN CONTINUA DE LOS APRENDIZAJES.

La LOMCE ataca y echa por tierra uno de los principios del trabajo de los docentes en el aula como es la
evaluación continua del aprendizaje de los alumnos y de las alumnas. Al introducir las prueba finalistas, se está
lanzando el mensaje al profesorado de que lo realmente válido son las pruebas puntuales, relegando y dejando
en un plano residual la valoración del trabajo diario del alumnado. De una evaluación del aprendizaje procesual y
continua se pasa a una evaluación del aprendizaje de un momento. Las circunstancias y el contexto que rodee
ese momento, el propio diseño de las pruebas o el estado de salud del alumno van a ser determinantes para la
consecución de un resultado, que a su vez condiciona la autoestima y el futuro académico del alumnado.
Desde ADIDE Andalucía apostamos por mejorar los procesos que se desarrollan en el aula desde la
CONFIANZA que se debe depositar en el compromiso y trabajo de los profesionales que día a día dan clase en
los centros educativos, CONFIANZA en que la valoración continua que se realiza del aprendizaje de las alumnas
y de los alumnos no se puede supeditar a los resultados arrojados por diferentes pruebas externas. Apostamos
por implementar procesos de mejora en los centros que incidan en los factores clave que hacen mejorar los
rendimientos académicos del alumnado. La mejora no se puede imponer, se vive día a día desde dentro del aula
y se transforma en una nueva práctica docente desde el convencimiento de que es lo mejor para los alumnos,
sin abandonar lo que se ha demostrado que es válido. Y esto no se produce de un día para otro, se necesita
tiempo y sosiego. La presión a la que actualmente se está sometiendo al profesorado andaluz y a su alumnado
(presión que se va a ver multiplicada con la LOMCE) no contribuye precisamente a generar un clima adecuado
para implementar estos procesos de mejora. Hay países que suelen citarse como referentes en cuanto a calidad
de su sistema educativo que no han sido abducidos por esta nueva cultura de evaluación basada en pruebas
externas, que no es otra cosa que una moda más, algo que los políticos tienen que inventar para justificarse a sí
mismos. Tal y como dice María José García Ruiz (2009) “Finlandia, y así nos lo revelan los escritos de sus
diversos académicos (vid. Räsänen, R., 2006; Aho, E., et al., 2006; Simola, H., 2005, etc.), lleva décadas
mostrando un exquisito equilibrio entre tradición y reforma: sólo se implantan en este país aquellas medidas
educativas susceptibles de reportar beneficios y mejoras, y siempre que no modifiquen nada de la validez
probada. Finlandia “no ha seguido de forma ciega el movimiento anglosajón de responsividad en educación que
busca convertir a las escuelas y a los docentes en agentes de rendición de cuentas de resultados de
aprendizaje”.
2.- LA EDUCACIÓN DESAPARECE COMO FACTOR DE COMPENSACIÓN DE LAS DESIGUALDADES
SOCIALES.
La LOMCE, además de establecer evaluaciones externas que más bien parecen una carrera de obstáculos para
el alumnado, deja muy claro en su preámbulo que “El principal objetivo de esta reforma es mejorar la calidad
educativa, partiendo de la premisa de que la calidad educativa debe medirse en función del "output" (resultados
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de los estudiantes) y no del "input" (niveles de inversión, número de profesores, número de centros, etc.)”. Ya
desde el principio se dice que lo importante son los resultados, que los procesos que se dan en los centros y los
elementos que permiten compensar las desigualdades no importan, no tienen nada que ver. Esto está en
consonancia con la idea que se quiere imponer de que los recortes no afectan a la calidad de la enseñanza,
porque la calidad de la enseñanza no depende de aspectos como número de profesores, ratios, medios,… o
sea, que la calidad de la enseñanza no depende de lo que ocurre en el aula, sino básicamente del esfuerzo del
alumnado y sus familias. Y aquí surge el problema. El índice socioeconómico y el nivel cultural de la familia (no
tan fácilmente medible objetivamente como se nos quiere hacer creer) es un factor muy determinante en la
implicación y colaboración de la familia con los centros educativos y los docentes, y esto a su vez influye en el
éxito escolar del alumnado o en su fracaso, en el abandono, el rechazo o el bajo rendimiento. Pero no todos los
alumnos parten de la misma posición de salida en cuanto a índice socioeconómico y cultural. Según se dice en
el libro “Fracaso y Abandono Escolar en España” (Mariano Fernández Enguita, Luis Mena Martínez, Jaime
Riviere Gómez, 2010), la educación debe ofrecer posibilidades a todas las personas, independientemente del
estrato social del que provengan. La escuela entendida en este sentido como factor de compensación de las
desigualdades sociales no se puede permitir excluir a alumnas y alumnos marcados por un entorno social menos
estimulante. La carrera de obstáculos y filtros propuesta en la LOMCE supone un auténtico despilfarro de talento
y capital humano, además de una injusticia que deja el éxito escolar sólo para aquellos y aquellas que "eligieron"
bien la familia al nacer. ADIDE Andalucía defiende un Sistema Educativo que ofrezca un camino para la
“redistribución social del conocimiento”, que es mucho más complicado de recorrer que el que propone la
LOMCE y ofrece resultados poco visibles a corto plazo, e incluso alguien pudiera decir que escasamente
relevantes en relación con la inversión realizada, pero que hoy día es más que nunca la pieza clave para
combatir la desigualdad en la sociedad ya que se ha convertido en el acceso al recurso clave de la estructura
social y la distribución de las oportunidades de vida individuales.
3.- EDUCAR PARA OBTENER RESULTADOS EN PRUEBAS EXTERNAS Y FORMAR EL MUNDO
LABORAL, NO PARA FORMAR PERSONAS.
Esta es una reforma que cosifica a los centros y al alumnado. Se sustituye la educación integral de la persona
para que sepa desenvolverse como ciudadana o ciudadano en la sociedad, por la formación de los alumnos y
alumnas para obtener buenos resultados en pruebas puntuales, que hacen además que los centros se sitúen lo
más arriba posible del ranking. Lo importante no son los alumnos en sí mismos, sino los resultados que
obtengan. Además de para separar en función del éxito escolar, la formación parece estar enfocada únicamente
hacia el mercado de trabajo. La LOMCE anula la Educación en Valores, los Derechos Humanos, y la Educación
para la Ciudadanía. Entre otras cuestiones, elimina la referencia a la Educación en Valores que se hacía en la
LOE: “Sin perjuicio de su tratamiento específico en algunas de las materias de la etapa, la comprensión lectora,
la expresión oral y escrita, la comunicación audiovisual, las tecnologías de la información y la comunicación y la
educación en valores se trabajarán en todas las áreas.” Además, se elimina la necesidad de prestar atención a la
igualdad entre hombres y mujeres.
ADIDE Andalucía considera que la educación debe convertirse en un factor de humanización en el sentido de
que prepare para la vida y haga de nuestros chicos y chicas ciudadanos y ciudadanas con capacidad de
comprensión, espíritu crítico y de acción ante la realidad que están viviendo. La escuela debe hacer que las
personas sean más personas desde ellas mismas. No se trata de imponer ideas, se trata de enseñar a que se
tengan ideas propias y capacidad de transformación de la realidad. No se trata de transmitir opiniones o
creencias, se trata de que las personas formen sus propias opiniones y creencias. La preparación para la vida
incluye la preparación para el mundo laboral, cada vez más cambiante, complejo y globalizado, pero no al revés,
porque la preparación para el mundo laboral no implica la educación en toda su complejidad. La escuela forma,
efectivamente, a profesionales, pero sobre todo a ciudadanos y ciudadanas que puedan participar, de manera
consciente y activa, en el progreso de la comunidad a la que pertenecen.
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4.- UNA REFORMA QUE PROPONE UNA GESTIÓN DE LOS CENTROS MÁS POLÍTICA Y ALEJADA DE LA
COMUNIDAD EDUCATIVA.
La Dirección y el Consejo Escolar de un centro educativo son dos ejes que vertebran la vida del mismo. Su
funcionamiento democrático comienza por la propia selección de la persona que ejerza la Dirección y por la
capacidad de decisión del Consejo Escolar. La LOMCE anula la capacidad de decisión de un órgano como el
Consejo Escolar y propone una elección del Director “a dedo” por la Administración, por lo que el concurso de
méritos y el proyecto educativo que se realice se quedarán en mero trámite. Vamos hacia direcciones políticas
(“no se muerde la mano que te da de comer”) a las que además se le atribuyen más competencias. Cuando
estas competencias se desarrollen en un marco donde todo está politizado y sin control por parte del Consejo
Escolar, hay que preguntarse quién decide en un centro y en base a qué criterios.
5.- LA INSPECCIÓN DE EDUCACIÓN EN LA LOMCE.
5.1.- PAPEL DE LA INSPECCIÓN DE EDUCACIÓN EN LA NUEVA LOMCE.
Aunque el proyecto de la LOMCE no plantea la modificación de la regulación de la Inspección Educativa
establecida en la LOE, sí nos preocupa el papel y el modelo de Inspección que se pueda desarrollar como
consecuencia de su aplicación, indistintamente de sus funciones y atribuciones. Hay una asociación explícita en
el proyecto LOMCE entre calidad educativa y pruebas externas; es más, aparece como la principal y dominante
medida para la mejora del sistema educativo. De su puesta en marcha y aplicación podría derivarse que gran
parte de la actividad docente en el aula se acabara centrando en la preparación de pruebas, a la manera de
cómo se ha venido haciendo con la selectividad, y en el desarrollo de planes de mejora a partir de estas
pruebas. Al final, lo importante serán las pruebas y los resultados, indistintamente de la calidad de los procesos
de enseñanza y aprendizaje que cada día se llevan a cabo en el aula en función del contexto del centro. Nos
preocupa especialmente que la consecuencia de este modelo de calidad aleje a la Inspección de los procesos de
autoevaluación que realizan los centros y la supervisión de la actividad educativa y de los procesos de
aprendizaje que se realizan en las aulas, homologable con otras inspecciones europeas, y nos dediquemos
exclusivamente a actuaciones ligadas a la gestión y resolución de conflictos cotidianos en el sistema educativo.
La LOMCE es una reforma que plantea un modelo de autonomía escolar basada en resultados y estándares
externos. De una cultura de la evaluación para la mejora de los procesos que busca que los alumnos y alumnas
aprendan más, dentro de una perspectiva integradora de supervisión, evaluación y asesoramiento directo en los
centros y en las aulas, se pasa a una cultura de evaluación a distancia, clasificadora y segregadora basada en
resultados académicos e indicadores, tendente a la uniformidad y que desconfía de la propia capacidad de cada
centro para mejorar. De la utilización de los datos como herramienta para generar procesos de mejora en los
factores que inciden en los aprendizajes de los alumnos se pasa a la utilización de los datos con fin en sí
mismos. La evaluación externa va a estar orientada a que los resultados de cada centro se hagan públicos y
sirvan para establecer un ranking que oriente a los padres a la hora de matricular a sus hijos e hijas. Las
instituciones escolares entrarán en una dinámica de competencia agresiva entre ellas por captar a los “buenos
clientes” y desechar a los que puedan presentar dificultades, siendo la Escuela Pública al final la que asume de
manera subsidiaria lo que no quiere la privada, contribuyendo a la brecha basada en el falso “prestigio”. A esto
es a lo que nos lleva la nueva Cultura de la Evaluación propuesta en la LOMCE, dejando a la Inspección un
papel alejado de los centros.
El modelo de Inspección que ADIDE Andalucía defiende es radicalmente contrario a este planteamiento. Es
necesario remarcar y dar importancia a los procesos que se desarrollan en los centros y en el aula como vía de
intervención para la mejora, con un papel relevante a la cualificación y formación del profesorado, por encima de
la elaboración de pruebas externas de todo tipo, como se nos quiere vender incluso desde la propia Consejería
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de Educación de la Junta de Andalucía. El Sistema Educativo andaluz se está entregando en los últimos tiempos
a pruebas de “lápiz y papel” realizadas en un momento, un día concreto, para medir las Competencias Básicas,
olvidando que lo realmente importante es lo que ocurre en el aula todos los días y que precisamente la
evaluación de las citadas Competencias Básicas es la que más debe estar marcada por el carácter continuo de
la misma.
Queremos manifestar además nuestra perplejidad por la obsesión de nuestra Administración Educativa por
mezclarlo todo, por hacer participes en la evaluación a diversos agentes aunque no tengan ni funciones ni
atribuciones para ello, por la externalización y privatización paulatina de la evaluación del sistema, incluso a
través de soportes informáticos a distancia y con tarifarios cerrados de propuestas de mejora en función de
porcentajes cuantitativos ajenos al contexto, la realidad y autonomía de los centros, pudiendo conducir todo ello
a la confusión, cuando no a la manipulación interesada de resultados a través de sistemas complejos de
evaluación.

5.2.- ACCESO AL CUERPO DE INSPECTORES E INSPECTORAS DE EDUCACIÓN.

La Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación, en el apartado 4, letra c de su disposición adicional
duodécima, establece que las “En las convocatorias de acceso al cuerpo de inspectores, las Administraciones
educativas podrán reservar hasta un tercio de las plazas para la provisión mediante concurso de méritos
destinado a los profesores que, reuniendo los requisitos generales, hayan ejercido con evaluación positiva, al
menos durante tres mandatos, el cargo de director.”

ADIDE Andalucía siempre ha mantenido que la única vía de acceso al Cuerpo de Inspectores de Educación
debe ser el concurso-oposición, ya que es garantía de independencia técnica y profesionalización de la
Inspección Educativa. Y esto se hace más preocupante cuando en la LOMCE se propone que la Administración
sea la que en la práctica acabe nombrando a los Directores y Directoras de los centros educativos (el peso que
se atribuye la Administración en la Selección de Directores y Directoras no indica otra cosa). Ante esto nos
preguntamos: ¿Quiénes van a entrar definitivamente a través de esta vía? ¿No serán en un futuro los Directores
y Directoras nombrados por una Administración con un color político determinado los que ocupen estas plazas
de Inspectores e Inspectoras de Educación?. Por todo ello ADIDE Andalucía propone la retirada del mencionado
apartado de la disposición adicional duodécima.

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