28 de septiembre de 2010

Derecho a trabajar

Estos días quienes están en contra de la huelga contraponen el derecho a la huelga con el derecho al trabajo. Está bien que, por un día, esta gente se preocupe de un derecho que, como el derecho a la vivienda digna, se puso de broma en la constitución.

Reclama el derecho al trabajo Díaz Ferrán, el que ha cerrado Air Comet, Viajes Marsans y otras empresas dejando a deber meses de salarios a sus trabajadores. En realidad defiende su derecho a que sus esclavos acudan al trabajo el 29-S.

Reclama el derecho al trabajo el Gobierno, el que acaba de publicar, por decreto, una ley que facilita, abarata y subvenciona el despido laboral por la jeta. Basta, como causa justificada de despido procedente, que el empresario se levante con la sensación de que dentro de seis meses no va a saber si la empresa va a ir mejor. Tan convencido está el gobierno de que su reforma laboral combatirá el paro que, tras la aprobación del decreto, ha subido su previsión de la tasa de paro del año que viene (2011) del 18,9% al 19,3%.

Reclama el derecho al trabajo el PP, ya lo dijo el otro día Cristobal Montoro, “(...) deseo que sea la última vez que se convoca una huelga general; por eso hace falta que se haga mal, que si no sus actores se animan a seguir con la fórmula”. También Francisco Granados, no se va a recortar ni un solo derecho sindical, pero no podemos mantener una aristocracia sindical a costa del dinero de los madrileños”. ¿Existirá el derecho al trabajo, tal y como yo lo entiendo, sin derecho a la huelga ni sindicatos?

Reclaman el derecho al trabajo la mayoría de medios de comunicación y sus tertulianos, los mismos medios que abusan de contratos en prácticas y becarios. A ellos esta ley que les permite tener en prácticas a un trabajador durante 7 años les beneficia particularmente, sobre todo si después los podrán despedir porque, al fin y al cabo, nunca saben cuantos periódicos van a vender y esto, gracias a la reforma, justifica el despido procedente.

En fin, que unos dicen reclamar el derecho al trabajo mientras otros van a la huelga en defensa de ese derecho. Al fin y al cabo, el derecho al trabajo y el derecho a la huelga no son contrapuestos, sino todo lo contrario.

No se pierdan el artículo de hoy de Ignacio Escolar: voto de pobreza.

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