13 de marzo de 2009

El bebé medicamento

¿Qué no estamos dispuestos a hacer para salvar la vida de un hijo?

Hoy la Junta de Andalucía anuciará la buena noticia: Andrés está curado. Así lo anunciará la Junta, aunque la curación total llegará en cuatro o cinco años. Pero llegará sin duda, hoy lo sabemos.

No sé si recuerdan la historia de Andrés. Aquejado de una enferemedad hereditaria e incurable hasta ayer, beta-Talasemia major (anemia congénita severa), sólo tenía una posibilidad de curación: las células madre del cordón umbilical de un hermano sano.

El equipo del doctor Guillermo Antiñolo, del hospital Virgen del Rocío de Sevilla, seleccionó genéticamente un embrión libre de la enfermedad, fecundado in-vitro. Tras dos años de investigación y gestación nació Javier y, gracias a su nacimiento, hoy la familia tiene dos niños sanos.

Los que están en desacuerdo con este método, encabezados por la Iglesia Católica, llaman a Javier el bebé medicamento. Como si no fuera una persona, como si ahora que ha curado a su hermano no tuviera nada más que hacer en la vida, como si no fuera a llevar, si Dios quiere, una vida maravillosa plena de felicidad. Como si no fuera una persona.

Entiendo que la Iglesia ponga objeciones a la seleciión de embriones. Muchos de los que nos alegramos con esta historia tenemos nuestros reparos ante estas técnicas. Pero es profundamente incoherente negarle a Javier el "ser" persona mientras reconoces como seres humanos a los embriones no nacidos.

Por otro lado, el que quiera criticar a los padres de Andrés y Javier, a los que felicitamos, antes deberá responder a esta pregunta: ¿qué no estamos dispuestos a hacer para salvar la vida de un hijo?

La foto, en la que aparecen Javier y su madre, es de Javier Barbancho y la vimos en El País.

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