13 de marzo de 2007

El Vaticano contra Jon Sobrino

La Congregación para la Doctrina de la Fe, del Vaticano, ha prohibido al teólogo español Jon Sobrino seguir dando clases o publicando teología, mientras no se restracte de sus investigaciones cristológicas. Pecado de Sobrino: que, al parecer, en sus estudios "no afirma claramente la divinidad de Cristo".

Quien haya seguido de cerca la vida y obra de Jon Sobrino (que lleva cincuenta años jugándosela en El Salvador) habrá comprobado que es un ejemplo brillante del compromiso con los más pobres, con las víctimas del sistema y con la lucha por la justicia. Ésas fueron las credenciales, por ejemplo, de sus compañeros Monseñor Romero e Ignacio Ellacuría, y por ellas los asesinaron.

Pero eso no tiene valor para el Vaticano; que Sobrino siga los pasos de Cristo no importa nada. Tiene que doblegarse a la voluntad del Magisterio (pues sólo el Vaticano sabe todos los misterios de Dios, de la vida y de la muerte).

Dicho sea de paso, un buen número de teólogos punteros, en diálogo con los avances de las ciencias humanas y de la misma teología, no es que nieguen la "divinidad" de Cristo, sino que la reinterpretan, intentando aclarar su significado. (Para quien le interese el tema, recomiendo la obra "Repensar la Cristología", de Andrés Torres Queiruga).

Pero dar la propia vida por los pobres y la justicia (según se deduce de la "política vaticana") no es evangélico. Lo evangélico es sembrar odio, crispación, división y un ambiente totalmente irrespirable desde la cadena de radio de la Iglesia española.

Sobrino lleva cincuenta años al servicio de los más pobres y desfavorecidos. Por eso, la Iglesia de Roma le persigue. Escrivá de Balaguer fundó el Opus Dei (una de las instituciones más conservadoras y partidarias del neoliberalismo que existen, y que cuenta con varios miembros en la cúpula del PP, con miles de ellos en sus bases, y con la práctica totalidad de la "Obra" entre sus votantes). Por eso, la Iglesia lo canonizó.

Así las cosas, y viendo los derroteros (cada vez peores) de esta institución llamada "Iglesia", se hace cada vez más difícil creer que entiendan el Evangelio; se hace prácticamente imposible "comulgar" con ella.

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