Se va Alcaraz

La marcha de Alcaraz de la AVT sería una muy buena noticia si ello supusiera un cambio de orientación de la asociación. Pero en vista del continuismo de la misma, no pasa de ser una mera anécdota. En cualquier caso, dicha marcha no deja de producirnos gran alegría.

Ahora bien, "el héroe de los vascos de derechas y de la COPE" ha sido fiel a su estilo de "morir matando" (perdonen la expresión) y se ha despedido dejando estas dos perlitas: afirma que "se marcha por el cansancio que le produce el haber sido víctima de tanta persecución y ataque por parte del Gobierno" (hay que ser cínico e hipócrita) y hace una referencia a las próximas elecciones del 9M para sentenciar que "sería una lástima incomprensible que haya españoles que voten a un gobierno que negocie con ETA y persiga a las víctimas". Recordemos que, cuando él perseguía al gobierno en la calle, de la mano de los obispos y del PP, dijo también que "Zapatero era el embajador de ETA".

Esto no hace sino confirmar varias cuestiones del estilo de este señor que, por fin, parece que nos va a dejar en paz:

En primer lugar, miente (como sus amigos del episcopado y de la derecha extrema del PP) cuando dice que el Gobierno ha perseguido y agredido a las víctimas de ETA. Se le olvida que, en Madrid, Esperanza Aguirre ha concedido un total de cero euros a la Asociación de Víctimas del 11 de Marzo (se ve que ese atentado -el peor de la historia de España-, como fue consecuencia de la política de Aznar, es mejor olvidarlo; y se ve que sus víctimas -como él presume que votan al PSOE- no son víctimas de verdad). Aunque fuese verdad que el Gobierno ha perseguido a las víctimas del terrorismo (que no lo es, como nada de lo que dicen este señor y sus amigos de bandera y "viva Españñaaa"), está dando a entender que las de la AVT son las únicas víctimas que existen.

En segundo lugar, proponer una votación exclusivamente por su problema personal, denota el narcisismo y egocentrismo de Alcaraz. Los problemas de cuarenta millones de españoles no tienen importancia alguna, al lado de su sed de venganza personal (sed que se aguantó cuando su amigo Aznar también intentó negociar con ETA).

Y, finalmente, esta dimisión, tres días antes del 9M, es otro golpe de efecto estratégico con el único fin que este señor ha perseguido desde que apareció en la escena pública: intentar eliminar del escenario político a la izquierda española. Evidentemente, el acto (o la metáfora, pues todos sabemos que seguirá mandando en la sombra) forma parte de la campaña orquestada por el episcopado, el PP y el resto de franquismo que queda en este país, para desgastar el enorme elenco de éxitos sociales y progresistas que ha conseguido el Gobierno en estos cuatro años.

Aunque no soy del PSOE ni lo he votado nunca, cuando el 9M por la noche, comprobemos cómo el pueblo español "renueva a Zapatero", me acordaré gozoso de Alcaraz y me llegará la sonrisa de oreja a oreja (no confundir con el político "vasco" del PP que dijo que con Franco se vivía muy plácidamente; esa "Oreja" es con mayúsculas).