17 de octubre de 2008

Cuando apostatar era obligatorio

Todavía anda fresca por esta web la discusión sobre la apostasía. Más bien sobre los problemas que pone la Iglesia y si estos son o no verdaderas dificultades.

El martes leí en El País una carta al director que me llevó a una época no tan lejana donde apostatar no sólo no era difícil sino que era obligatorio. Eso sí, estaba muy mal visto. En 1977 si alguien quería casarse por lo civil (y no por la Iglesia) estaba obligado, por ley, a apostatar. Así que antes no había problema en usar el tipex.

Leer aquí la carta completa.

¿Qué ha cambiado desde entonces? Antes era vergonzante apostatar, la sociedad lo veía mal. Así que la Iglesia no tenía problema alguno en castigarte a ti, pecador, borrándote de su lista y amenazarte con hacerlo público para tu propio escarnio.

Ahora la sociedad no ve, en general, ni bien ni mal eso de apostatar. Así que la Iglesia se arriesga a que, si da facilidades, la sangría en las filas de bautizados sea mayor de lo que parece.

¿Qué ha cambiado desde entonces en la Iglesia? Nada. La Iglesia de ayer, como la de hoy, vive del pecado, del miedo al infierno. Antes apostatar era un castigo, hoy no hay negocio en ello...

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