29 de abril de 2008

La cesta de la compra

El combustible que alimenta el motor de este injusto sistema económico es el consumo privado (el nuestro), no el petróleo.

Hace unos días Javier nos ha reprochado que no encuentra ningún post (desde enero) sobre el encarecimiento de los alimentos. Agradezco el comentario, que el autor de Historias del poli espere más de este blog es halagador. Lo digo, por supuesto, sin ninguna ironía.

Es una verdad objetiva que no hay artículos que hablen de la cesta de la compra, pero el asunto de la especulación se trata en otros muchos. Precisamente la anterior entrada, El hambre sigue siendo el primer problema político, es un ejemplo.

Dicho esto, reconozco que me cuesta trabajo hablar de la cesta de la compra y la culpabilidad de los especuladores financieros.

Como a todo español con un trabajo estable, la cesta de la compra me ocupa entre un 10% a un 20% de mis ingresos. La subida de los alimentos hace que tenga que ajustar mis gastos, pero no es un drama. En Guatemala la cesta de la compra supone para la moyoría de las familias el 75% de sus ingresos, esto quiere decir que la actual coyuntura sitúa al país al borde de la hambruna. Esto sí es intolerable. Sinceramente, me cuesta mucho trabajo quejarme de lo que me cuesta a mí una barra de pan, sabiendo cómo está el resto del mundo.

Por otro lado, como todo español con un trabajo estable, consumo mucho. Y mi consumo me denuncia, me deja en pelotas y satisface a los especuladores financieros:
  • Puedo protestar contra la especulación financiera que hace aumentar el precio del trigo, mientras compro un coche ecológico que, además de pagar menos impuestos, aumenta la necesidad de biocombustibles, muy relacionado con la subida de los cereales.

  • Puedo clamar al cielo contra la deslocalización que hace que se cierre una determinada fábrica en mi barrio, mientras consumo productos textiles asiáticos más baratos a costa, entre otras cosas, de los derechos de los trabajadores.

  • Puedo correr a intentar apagar la antorcha olímpica, en protesta por la situación del Tibet, portando una bandera de protesta pro-Tibet fabricada en China...
Por eso, porque mi consumo es el combustible de este injusto sistema económico, porque ya hablan de la cesta de la compra en la prensa tradicional, desde aquí intentamos promover muy humildemente un cambio personal que afecte a nuestro consumo personal.

Sin olvidar, por supuesto, denunciar todo lo que hace de este mundo un lugar injusto.

4 comentarios:

Javier dijo...

Hola, buenos días¡¡

En prmer lugar, mis disculpas si en mi comentario no dejé claro que me refería al tema de los alimentos a nivel mundial, global; y no a la influencia en nuestro bolsillo. Sí quizá a la relación o los efectos que causa esa subida en Haití y en España... aquí nos apretamos el cinturón y en Haití se mueren de hambre; y la responsabilidad que tenemos ante este problema.

Chapeau para la entrada "La cesta de la compra" y "El hambre sigue siendo...". Geniales, suscribo totalmente lo escrito en ellos. Parece que Susan George no se equivocaba cuando escribió el Informe Lugano.

Un abrazo enorme,

Postdata: Es todo un honor... Me ha sorprendido ver el nombre de mi blog en el artículo... y no voy a negar que también me ha hecho ilusión, aunque acaba de nacer y deja aún mucho que desear.

Sólo quien ama vuela dijo...

Ya ves que tu comentario anterior nos ha escocido, lo reconocemos, y servido de acicate.

Muchas gracias.

Personalmente, me gusta mucho tu blog por la humanidad, la frescura y la solidaridad que desprende.

Otro abrazo para tí.

Anónimo dijo...

Me adhiero completamente al post y me identifico con las contradicciones que en mi consumo plantea. No son más que un botón de muestra, que a poco que pensáramos podríamos ampliar sobremanera. Me preocupa, por ejemplo, mucho más el efecto de la subida de los cereales o el desvío de la producción de cereales para biocombustibles en los países menos desarrollados, por cuanto constituyen la base de la alimentación de la población. Y me preocupa mucho más lo barato que compro ropa, calzado, muebles, adornos y resto de productos que en buena medida se importan de estos países. Ojala mi cesta de la compra supusiera un porcentaje mucho mayor de mis ingresos, porque se pagara de forma justa a los trabajadores que los fabrican y porque como consecuencia tendiera a comprar lo que realmente necesito reduciendo mi consumo con el consiguiente menor impacto medioambiental.

Kaesar dijo...

Muy buenos los ultimos dos artículos.
Quisiera comentar muchas cosas, pero simplemente diré que siento pena por aquellas personas (como el responsable de la FAO) que hacen esos comentarios tan absurdos. Me hacen perder un pelin de mi esperanza el ver que hay personas que no son capaces ni de ver cómo va el mundo. Sólo me queda confiar (Por ejemplo en espacios como tu blog).
Un saludo.

Rebelion

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