8 de noviembre de 2010

Desperdició otra oportunidad

Papamóvil
Se trata del Patata, de Hemos visto a Benedicto, que, en su visita a España, ha vuelto a desperdiciar otra gran oportunidad para hacer algo bueno y útil por el mundo, por el cristianismo, por la Iglesia y, ya que estaba aquí, por España.

Podría haber intentado acercarse dialécticamente a los que le critican, haberse explicado ante sus detractores, haber aclarado malentendidos; podría haberle dicho a sus fieles en qué consiste de verdad el critianismo; podría haber predicado (por una vez en su vida) que el cristianismo quizá tenga algo que ver con el mensaje y la vida de Cristo (se me ocurre).

Podría haber concienciado a sus seguidores en la causa contra el hambre en el mundo, contra la guerra, contra la discrimininación por razones de sexo, raza o clase socioeconómica; podría haber aprovechado para denunciar a los poderosos de este mundo, a los que sostienen este sistema criminal que genera hambre, desigualdad y muerte. Podría haber apoyado el progreso, el diálogo ecuménico y el diálogo con el humanismo ateo; podría haber hablado de la concordia y el intento de entendimiento entre las distintas posturas políticas. Podría haber pedido perdón por los curas violadores de niños. En fin, podría haber hecho algo para intentar convencernos de que su antipatía es sólo cosa de su cara, de su gesto (que es de nacimiento y no se puede evitar).

Lejos de eso, ¿qué hizo? ¿no lo imaginan vds?

Pues, efectivamente, es lo que habéis pensado: habló contra los derechos sociales de los homosexuales (como el derecho a casarse, votado mayoritariamente por nuestro Parlamento) y contra el aborto. No sin antes atacar al Gobierno que le era anfitrión, tildándolo de anticlerical, como en la Segunda República. Naturalmente, con semejantes declaraciones legitima el golpe de Estado y la cruenta dictadura de cuarenta años que le sucedió

Más de lo mismo. A mí, en realidad me llama la atención que la prensa crítica se sorprenda y se rasgue las vestiduras. Pero, ¿qué esperaban? Pero, ¿no nos hemos enterado que la jerarquía eclesial es absolutamente inmune a la crítica, la reflexión y el análisis?

Yo me encontré lo que me esperaba: niñas pijas votantes del PP que cantaban "se nota, se siente, el Papa está presente", mucha parafernalia, y mucho, muchísimo gasto inútil para pagar el evento: más de seis millones de euros de nuestros impuestos y sin consultarnos, puesto que esto es democracia.

Ergo, propongo que concentremos nuestras energías, no malgastándolas criticando al Patata (que ya sabemos lo que le importa la opinión de los que no pensamos como él: lo que le importa a cualquier totalitario), sino al tonto de baba que, proclamándose a favor del laicismo y republicano, le financia el evento con nuestro dinero y se molesta en acompañarlo al aeropuerto. Le faltó pedirle perdón por ser laico. Hay que ser imbécil.

Y a mí, que nunca me han gustado los perros, no me mola nada este pastor alemán.

1 comentario:

Carmen dijo...

Pues sí, pero no la desperdició para decir que "la mujer debe realizarse EN EL HOGAR y en el trabajo"

Rebelion

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