24 de noviembre de 2010

Premio Nóbel de la Paz

Vuelven a la luz los documentos desclasificados que muestran el apoyo de EEUU al golpe de Estado contra Allende en 1973. Los que exportan la democracia como coartada para invadir territorios también son los muñidores de revueltas militares que instauran el crimen, el secuestro, la violación y la tortura, al tiempo que incautan los bienes del Estado a través de redes de corrupción endogámicas que rinden cuentas a los patrocinadores.

Pinochet era el hombre de confianza de Allende, lo que envilece aún más su execrable crimen.

El mensajero del imperio fue Henry Kissinger, galardonado con el premio Nobel de la Paz, cuando no era oficial, aunque evidente, su papel como propulsor del golpe de Estado. En uno de esos documentos felicita al dictador por su trabajo, aunque le anima a llevar a cabo la represión con más celeridad porque la dilación en la ejecución del crimen acaba teniendo consecuencias políticas. No le gustaba tener que dar explicaciones por los miles de ciudadanos que asesinaba aquella dictadura, que él vendía como solución a la amenaza contra el sistema que suponía el régimen democrático de Chile. O por ponerlo en sus propias palabras: “El tema es demasiado importante para dejarlo en manos de los votantes chilenos. No sé por qué tenemos que permanecer de brazos cruzados mientras un país camina hacia el comunismo por la irresponsabilidad de sus ciudadanos”.

Miles de personas fueron secuestradas, recluidas en centros de represión y, más tarde, asesinadas.

Kissinger morirá dentro de poco y será enterrado con honores de gran estadista y recordado como un gran defensor de la democracia. Así se escribe nuestra historia.

(Gran Wyoming. Público)

No hay comentarios:

Rebelion

Web Analytics