14 de enero de 2008

Paradojas: Policía Recaudadora

Ayer decidimos contratar a una mujer inmigrante como empleada del hogar. Habíamos pensado pagarle más de lo que marca la ley (pues esto es irrisorio e injusto). Quedé con ella, por teléfono, en recogerla donde ella me dijo (una zona de la ciudad de Sevilla). La pobre mujer, al no conocer mucho aún esta ciudad, se equivocó y me nombró un lugar incorrecto. Llegué al que me había indicado. No la vi allí. De modo que dejé el coche, literalmente un minuto, aparcado con las luces de emergencia, a la derecha de una avenida por la que apenas pasaban entonces unos cuantos coches (no había tráfico en este sábado por la mañana). Tardé, como digo, poco más de medio minuto en mirar en todas direcciones sin verla y, cuando llego al coche (a tres metros de donde me encontraba), un policía que "había salido de la nada", estaba de pie junto a éste.

Lo saludé con normalidad, entré en el coche y le dije "agente: ya me iba, he parado un minuto para recoger a una señora que no está aquí". Me dijo que de eso nada, que me bajara del coche, le enseñase mi carnet de conducir y, sin más, me puso una multa de 120 euros por "aparacamiento indebido obstaculizando el paso a otros vehículos", cosa objetivamente falsa. Luego mintió en el papel que, naturalmente, no firmé; jamás firmaría una mentira ni una injusticia.

Intenté explicarle lo que había pasado y él, con esa actitud chulesca que tienen algunos policías en esta ciudad cuando van protegidos por su uniforme, me respondió de muy mala manera. No le entré al trapo; hace pocos meses, otro policía le dio, literalmente, una paliza a un amigo mío (que está grabada en móvil) por preguntarle correctamente al agente que "por qué debía irse de una acera en la que estaba hablando tranquilamente con otros tres amigos, sin bebida ninguna en la mano ni nada".

Desde que el Ayuntamiento de esta ciudad aplica la ley antibotellón, la policía ya ha dado varias palizas a ciudadanos sevillanos.

Aquí no tenemos a Chávez de alcalde, ni a Castro ni a Evo Morales, sino al socialista Monteseirín. Pues en varias ocasiones, su policía ha atacado impunemente a los sevillanos, sin que las protestas de la ciudadanía sirvan para nada en absoluto. (Tengo entendido que la policía no puede pegar a un ciudadano, en un Estado de Derecho, salvo que fuese para defenderse de una agresión del mismo , cosa que aquí jamás ha ocurrido en ninguno de los casos denunciados).

Esta mañana, yo cometí un error: en lugar de quedarme dentro del coche y llamar a la susodicha señora por el móvil, me bajé un minuto del coche, repito, sin tráfico y con las luces de emergencia encendidas. Ese error me costó 120 euros. Mi amigo le preguntó a un policía por qué debía abandonar la calle si ni estaban bebiendo ni armando ruido alguno. A él, su error le costó una paliza.

En esta ciudad hay bandas de canis y de neonazis que campean a sus anchas, torturando a la gente, sin que la policía haga lo más mínimo: ésta está demasiado ocupada en actuar de modo fascista, pegando a los ciudadanos y asaltándolos con multas objetivamente injustas y evitables, para recaudar dinero para el Ayuntamiento, para financiar los viajes y comidas de nuestros ediles.

La policía, que debiera estar para defender a la población, se dedica a atacarla. Mientras los rateros roban a discreción y los gamberros incendian contenedores de basura, la policía persigue a los VOTANTES honrados que no saben dónde meter el coche, pues hay más calles prohibidas que permitidas para el aparcamiento (no olvidemos que los párkines públicos son otra fuente de recaudación municipal).

A Hacienda, que es la que recauda, la gente le teme como si fueran policías sevillanos. Éstos, por su parte, se dedican a recaudar dinero, a la caza del incauto desgraciado que abandona un minuto el vehículo, en una calle vacía de coches, para dar trabajo a una inmigrante. Eso, siempre y cuando no se trate de un domingo con partido del Sevilla Fútbol Club, día en que cuatro de seis carriles de la avenida adyacente al estadio, están ocupados por coches aparcados ilegalmente (domingo tras domingo), sin que se ponga la más mínima multa. Hacienda parece la policía, la policía parece Hacienda; los delincuentes tienen derecho a dominar y "colonizar" nuestras calles, mientras los ciudadanos honrados somos víctimas de la policía. Aquí contribuimos con unos impuestos municipales terribles para pagar los sueldos de los polis que nos multan. Paradojas de la vida, paradojas de Sevilla.

Quiero aclarar, es obvio, que no hablo del cuerpo de policías como tal, del que la mayoría, estoy seguro que desean servir al bien común y al orden; me refiero a los que nos tratan como si no hubiese acabado el franquismo y a los que complican nuestra economía familiar con multas, la mayoría absolutamente tramposas y desproporcionadas. Mientras tanto, Sevilla es una de las ciudades más inseguras de España, si no es la primera.

Sin ir más lejos, esta misma tarde, mi hija de trece años, junto con sus amigas, ha tenido que correr, perseguida por un grupo de canis que querían hacerles daño. Afortunadamente no las alcanzaron, pero ha llegado a casa llorando, nerviosísima por el miedo que había pasado. ¿Dónde estaba la policía? Teniendo en cuenta que es sábado por la tarde, es fácil suponer que estuviera en el centro, poniendo multas.

Yo, al menos, puedo esar contento porque he tenido más suerte que mi amigo: a mí no me dio el agente ninguna paliza; simplemente me trató con desprecio y me castigó con "sólo" 120 euros.

En mis tiempos de estudiante, a esto se le llamaba totalitarismo, fascismo, dictadura. Hoy lo llaman democracia, socialismo. Creo.

4 comentarios:

Fran Invernoz dijo...

Los ciudadanos deberíamos copiar a la Policía, ir por el libro y descubrir las tramas mafiosas internas en los Cuerpos de Seguridad del Estado. ¿Te suena el 11-M y la trama asturiana de los explosivos?.

Fran Invernoz dijo...

Y de la droga, añado al comentario anterior.

Anónimo dijo...

Martín Bolívar:
pero tus comentarios, ¿son una crítica al artículo, o es tu aportación al debate, tu reflexión personal?

Anónimo dijo...

Sinceramente creo que a estos personajes que sin dudarlo abusan del poder policial,habria que retirarles las placas y que se metan a panaderos,que se liberan muchas tensiones...
Pero..¿Qué ocurre?...oh.. ya, como siempre el lider,el capitalismo,ni Zapatero, ni Rajoy...nada lo que importa es el dinero...
He aqui un autentico ejemplo de la maravillosa democracia que tenemos en pleno siglo XXI.
Un saludo

Rebelion

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