9 de enero de 2008

Total, por una pintada...

Con este título expresa hoy su opinión César J. Rufino en el Correo de Andalucía, acerca de las modificaciones propuestas por Izquierda Unida de Sevilla a la llamada ordenanza antivandalismo. Dice así:

"En IU no termina de gustar la ordenanza sevillana contra el vandalismo. Quieren rebajarla porque dicen que sus multazos coartan ciertos movimientos sociales. Entendiendo gamberrismo como movimiento social, claro. O sea, aceptando que aquella categoría abstracta incluye a quienes gustan de guarrearle la peana a la estatua de Murillo o añadir ciertos adjetivos al rótulo de la avenida de Carlos Marx. Los vándalos no son un movimiento, y mucho menos social. ¿Ciento veinte euros por un graffiti en un banco? Aprender a comportarse sale más barato que aprender inglés."

Como buen vocero socialista, César J. Rufino, ni se molesta en leer, no ya lo que dice IU, sino lo que publica su propio diario. Estamos en época de elecciones y hay que distanciarse de la izquierda...

Empieza mintiendo en la primera frase, afirmando que a IU no termina de gustarle una ordenanza que, mire usted por donde, votó afirmativamente en su día. De sabios es rectificar, y desde aquí aplaudimos que, a pesar de haber dado inicialmente su apoyo a la ordenanza, la formación de izquierdas se haya leído las alegaciones presentadas por el Foro Social y otros colectivos, las haya visto razonables y las hayan hecho suyas. Esto es democracia, D. César, le guste o no.

Sencillamente se propone una reforma de la ordenanza, no se vota en negativo. Y las modificaciones parecen sensatas: regular la multa en relación al daño causado, antes se proponía multar hasta con 750€ (máximo legal permitido) por pegar una pegatina en un banco, ahora se reduce a 120€, que deben ser suficientes para dejar el banco como estaba; se propone permitir pegar carteles (no comerciales) en edificios ruinosos o abandonados, así como en aquellos donde el dueño lo permita; se propone habilitar espacios que sean utilizados como soportes para la colocación de adhesivos; los organizadores de una actividad no tendrán que pagar una fianza si no disponen de recursos y no se harán responsables de la limpieza, de manera que, con la actual redacción sólo podrían organizar actividades las organizaciones con fondos económicos; además se deja exentos de regulación a los actos políticos, culturales o religiosos (será por preservar el derecho a la manifestación, digo yo); por último se reduce la responsabilidad subsidiaria de los padres de menores infractores con la ordenanza, según una sentencia contra una normativa similar en Valladolid que veta este extremo.

Claro que, si el partido socialista, exento desde hace años de autocrítica en Andalucía, está contento con una ordenanza que pretende cobrar 750€ por cada pegatina pegada a un banco, multar a los vecinos que coloquen en su balcon el cartel de "No a la guerra" o un "niño Jesús", prohíbir que grupos juveniles (casi siempre sin recursos económicas) organicen actividades callejeras o meter en la cárcel a los padres de los menores infractores, que reconozca que busca el voto de la derecha conservadora, no de la izquierda de progreso que le ha dado el gobierno municipal por cuatro años más. De sabios es rectificar: la ordenanza, aunque necesaria, se pasaba tres pueblos recortando derechos. Mal hace el PSOE en no reconocerlo y enmendarlo.

César J. Rufino termina el artículo mintiendo, como empezó. Dice "aprender a comportarse sale más barato que aprender inglés", cuando él sabe que la ordenanza no está para educar, sino para reprender. Si se pretendiera educar se condenaría a los infractores a fregar bancos, por ejemplo, no a pagar una multa.

No hay comentarios:

Rebelion

Web Analytics