13 de noviembre de 2007

La adopción no es una acción humanitaria

Así se titula uno de los artículos publicado hoy en Rebelión.

Como padre adoptivo no puedo estar más de acuerdo con el título. Entiendo que la única razón válida para adoptar menores como hijos propios es querer ser sus padres, luego se trata de un acto egoista. Tan egoista, por cierto, como la decisión de tener un hijo biológico. Nadie piensa, cuando ve unos padres con sus hijos, qué solidarios son y qué acción humanitaria más bonita.

Dicho esto, me parece que el autor del artículo entra en este terreno de la adopción con una insensibilidad total hacia los padres e hijos adoptivos. Como un elefante en una cacharrería. Generalizando asuntos que no son extensibles a todas estas familias, hablando de oídas, mezclando muchas cosas, juzgando sólo desde su punto de vista y olvidando que también hay personas en todo esto.

En el citado artículo leemos: "en los países ricos se expresan deseos de paternidad y maternidad que los perros y gatos ya no pueden satisfacer"; "Cuando hay mucha demanda de un producto, siempre sigue la oferta. Y el producto en cuestión son los niños del Tercer Mundo"; "Antiguamente los pobres vendían a sus hijos para pagar las deudas"; "En Europa y en el Imperio Otomano se robaban los niños de las poblaciones sometidas"; "Es inaceptable que el pirateo de niños vuelva a la actualidad".

Estas frases dichas así, sin ningún matiz, pueden provocar dolor en las familias con hijos adoptados a las que no les gusta, como si fueran familias normales, que se compare a sus hijos con perros y gatos, que se les considere un producto o que se insinúe que los han robado del Tercer Mundo.

Mohamed Haddad es uno de los grandes expertos árabes de la vida política francesa pero... o bien no tiene ni idea de qué va y como funciona la adopción de niños, o bien se ha explicado muy mal.

Volviendo al asunto de "El arca de Zoé", que motivó su artículo, sí es cierto que la organización ha, cuando menos, abusado de algunas familias que buscaban hijos, no acoger niños de la guerra, y esperaban que esa acogida se acabara convirtiendo en una adopción. También es cierto que las familias que han actuado así han pretendido, dudo que inocentemente, coger un atajo en el siempre difícil (si se hace con garantías) proceso de adopción.

Y desde este punto de vista sí le doy la razón cuando concluye "es imprescindible que este escándalo desencadene una reflexión seria y que los organismos internacionales y las organizaciones de los derechos humanos asuman sus responsabilidades y eviten el regreso a cualquier clase de tráfico de seres humanos que se creía perteneciente al pasado".

Pero para decir esto no tiene que tocarnos las narices a los padres adoptivos.

Una vez dicho esto, quiero hacer algunos comentarios al artículo:

Se oponen dos tipos de familia: «nuclear» y «extendida». Efectivamente es una primera clasificación para distinguir entre la Europa Occidental y África. Pero entre el blanco y el negro hay muchos colores. Al menos en España es más común que la familia extensa se haga cargo de un niño a que acabe siendo adoptado por unos extraños. Cuando se considera a un niño abandonado es cuando ningún familiar quiere/puede hacerse cargo de él.

Cierto es que en África culturalmente los adultos se sienten más implicados con los hijos de la familia extensa y es muy raro que un niño esté, efectivamente, en situación de abandono. Aunque esto suponga grandes sacrificios para los adultos que se hace responsable. Un ejemplo dramático de esto es la cantidad de abuelas que, con casi nada que llevarse a la boca, se hacen cargo de sus nietos cuando sus padres y tíos mueren de SIDA.

En España está prohíbido por ley, desde este año, adoptar niños en países que padezcan guerras, catástrofes naturales o cualquier otro tipo de emergencia humanitaria.

En fin, si de verdad estamos convencidos de que adoptar no es una acción humanitaria, no mezclemos. Por favor.

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