8 de noviembre de 2007

Más zafiedades todavía

Si hay aún quien crea que el PP ya tocó su techo en cuanto a capacidad de zafiedad, está muy equivocado. No tienen cima.

Empiezan cometiendo el gravísimo error político de no acatar DE VERDAD la sentencia del juez Bermúdez respecto al 11M. Tras haber basado la mayor parte de su oposición en mantener la zafia mentira de la teoría conspiratoria, ahora han desprovechado la oportunidad de ofrecer una imagen de partido unido y demócrata, que acepta las instituciones democráticas y "las reglas del juego". Lejos de ello, dan una patética imagen de división entre los que "de boquilla" dicen acatar la sentencia (Rajoy, Zaplana), los que la rechazan descaradamente (Del Burgo) y los que guardan un enigmático silencio (Acebes). Y, por supueso, no hacen el más mínimo gesto de rechazo ante posturas como las de Losantos o Pedro Jota (a esto responderían que los políticos no tienen por qué criticar las opiniones periodísticas, aunque lleven tres años y medio criticando a la SER, e incluso, haciéndole boicot).

Después continúan (los políticos profesionales y sus amigos, los periodistas) sembrando cizaña anti-catalana y anti-vasca. Cuando, en Madrid, se han dado ya varios casos de taxistas, por ejemplo, que han expulsado del taxi a clientes por hablar catalán por el móvil, no se puede decir que las posturas de crispación que está sembrando la ultraderecha (política y mediática, repito) no tengan nada que ver con semejantes incidentes. No se puede culpar, por ejemplo, a ERC de que unos cuantos descerebrados tiren piedras a la puerta de la COPE de Barcelona, y después decir que no tienen ninguna responsabilidad en el odio anticatalanista y antivasco que se respira en tantísima gente de la comunidad de Madrid.

Y ahora sale Aznar (el "presidente de hecho" del PP, ese "liberal de la melenita" llamado eufemísticamente "presidente de honor" por su mismo partido), y dice en la COPE (su radio amiga), en el programa de Losantos (su periodista amigo), que se siente humillado "porque Sarkozy ha liberado a las azafatas españolas detenidas en Chad". El PP NO SE ALEGRA de la liberación. Todo vale con tal de criticar al gobierno. "Están humillados" porque no las ha liberado ZP. De nada vale que haya sido su íntimo amigo y admirado, el ultraliberal presidente francés. Pero, ¿qué hubieran dicho si llega a hacerlo Zapatero? Pues habrían respondido que es electoralismo, o peor, que ha sido una falacia de la SER y que ha sido ETA. ¿Yo qué sé?

Pusieron piedras en el zapato del proceso de paz en Euskadi, intentaron boicotear una asignatura que enseña tolerancia, respeto y compromiso con los Derechos Humanos, inventaron la teoría de la conspiración, paralizaron el Tribunal Constitucional, monopolizaron la televisión pública madrileña, intentaron oponerse a la justicia histórica de la "ley de la memoria", se negaron a condenar el franquismo, se negaron a quitar de nuestras calles los tristes recuerdos de los símbolos franquistas, alentaron desde su radio (la de los obispos) a que la gente pitara al presidente del gobierno (elegido por la mayoría de los españoles) en el día de las Fuerzas Armadas, humillaron al Rey, despotrican de España por todos los foros internacionales por los que van (ellos que son tan españoles, o mejor, los únicos españoles de verdad), intentaron negar derechos a los colectivos homosexuales, intentaron paralizar las reformas de la ley de extranjería, incumplieron la ley de dependencia, caricaturizaron el problema climático, etc, etc, etc.

Bonita campaña para pretender legislar los destinos de los españoles. Yo no sé aún a quién voy a votar. Pero sí sé, perfectamente, a quién no. No me viene bien, a estas alturas, tenerme que exiliar. Aunque, bien pensado, en países como Irlanda, por ejemplo, se vive muy bien. Allí conviven católicos y protestantes, después de una sangrienta y larguísima guerra, y dan claras lecciones de democracia y civismo. A nuestra oposición, quiero decir. A los que, de verdad, se oponen a España y la rompen. A los que no se alegran cuando liberan a nuestras compatriotas detenidas en otro país.

¿Cuál será la próxima zafiedad? ¿Cuántas nos quedarán por padecer, de aquí a las elecciones?

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