11 de octubre de 2007

Carta abierta a Antonio Burgos

Querido Antonio:

A vueltas con la ley de la Memoria Histórica, escribías ayer un conmovedor artículo titulado "Memoria histórica del Tío Julio". En él relatas cómo entre el 29 de julio y el 13 de agosto de 1936 le mataron a Isabel a su tío y su abuelo, ambos llamados Julio. Antes al hijo que al padre, para más dolor del último. También cuentas cómo tu suegro, Daniel, salvó la vida porque, en la sinrazón homicida, alguien cayó en que tenía sólo 15 años.

Relato deprimente que embarga de pena, porque nos pones magistralmente en la piel de los que lo han sufrido y porque ¡ay! cuando uno lee estas cosas se pregunta qué lleva dentro de sí. La guerra saca lo peor de las personas, ¿sería yo capaz de empuñar una pistola y matar todo lo que pueda? ¿Sería capaz de denunciar a mi vecino para medrar o vengarme? Si algún día me viera en esta tesitura, Dios no lo quiera, espero ser de esos millones anónimos que intentan no señalarse y sobrevivir.

Dices que allí donde los mataron, a ellos y a otros, durante muchos años hubo una cruz de hierro conmemorativa. También dices que el tío y el abuelo de Isabel descansan en su tumba. Pero que todo esto de la Memoria Histórica es tal afrenta que es como si los volvieran a fusilar.

En este punto tengo que discrepar, con todo el respeto y el cariño del mundo. Hay muchos otros que murieron en la guerra y nunca han tenido una cruz que recuerde su asesinato, ni una tumba donde descansar. No sé cómo reivindicar algo para estos olvidados afrenta a los ya recordados.

Por otro lado, la respuesta a la ley de Memoria Histórica se centra sobre todo en la guerra, olvidando la dictadura. Los sucesos de la guerra me entristecen sean del bando que sean y los delitos de guerra son execrables los cometa quien los cometa. Pero de cómo se gestionó la victoria sólo es responsable el vencedor.

Ayer precisamente estaba leyendo la historia de la conquista de Málaga y el camino de Almería. Muchos malagueños de bien han muerto sin conocer esta vergonzosa historia, que ha tardado 70 años en conocerse, a pesar de que había documentos gráficos del "suceso". La resumo:

Cuando se planeó la conquista de Málaga, en febrero de 1937, intentando evitar que la ciudad entera se convirtiera en una bolsa de resistencia como Madrid, Queipo de Llano decidió dejar una vía de escape por la que pudiera huir el enemigo: el camino de Almería (de Motril). Así sucedió. Pero el asesino, el criminal de guerra al que aún todavía se honra en Sevilla, mandó bombardear desde el mar y el aire a los que huían, la mayoría civiles inocentes que sólo querían sobrevivir a la victoria. Se calcula que murieron unas 5.000 personas, todavía en los años 60 se encontraron huesos de los huídos.

Suya, de Queipo de Llano, es la siguiente frase: “A los tres cuartos de hora, un parte de nuestra aviación me comunicaba que grandes masas huían a todo correr hacia Motril. Para acompañarles en su huida y hacerles correr más a prisa, enviamos a nuestra aviación que bombardeó incendiando algunos camiones.” Charla radiofónica , 9 febrero 1937. Y lo peor llegó después del 39.

Creo que es necesario que, de una vez por todas, se diga que hay gentes a las que una democracia no puede honrar.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Magnífico artículo. El de Antonio Burgos (un señor que pedía dinero a algunas empresas sevillanas para "no hablar mal de ellas en su columna de ABC") no lo voy a leer, gracias. La "grassia" de Burgos, que la deje para sus gatos.
Ahora sí, es lamentable y kafkiano que tenga que ser, precisamente, una Hermandad de Semana Santa (la Macarena) la que honre a ese asesino de Queipo de Llano, poniéndole un fajín suyo a la Virgen.
Pero lo más triste es que no me extraña.

Anónimo dijo...

comentario/contestación al artículo de ABC de Antonio Burgos sobre el Fajín de la Macarena...
D. Antonio, ya que nos contesta desde su palestra, dejándonos en clara desventaja para el combate, denos oportunidad de réplica o al menos permita introducir comentarios a sus noticias. ¿No cree que un sano intercambio de opiniones nos llevara a un acercamiento?
Por cierto, que como usted bien dice, no es ni cofrade, ni capillita (nosotros sí, y no sólo de nuestra querida Semana Santa de Sevilla) por lo que, al menos, debemos partir de un conocimiento parecido de Sevilla y sus tradiciones.
En cualquier caso, muchas gracias por la publicidad que nos hace... ¿qué se le debe?

Sólo quien ama vuela dijo...

Este artículo ha sido reproducido en EducaRueca. Lo cual agradecemos de corazón.

Rebelion

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