3 de octubre de 2007

"Ciudadanía" y fotos del rey quemadas


La estadística nos dice que el 52% de los españoles están a favor de "Educación para la Ciudadanía", mientras que sólo el 12% se manifiesta en contra.

Así las cosas, creo conveniente exponer estas reflexiones:

En primer lugar, es bastante probable que con la reacción del catolicismo más reaccionario (y su homólogo político, el PP) se esté consiguiendo algo muy parecido a lo que está ocurriendo con las expresiones antimonárquicas de los últimos meses. Todo empezó con la portada de "El Jueves". Es fácil suponer que el perfil del lector medio de dicha revista quizá no vaya a ser "excesivamente monárquico", con lo que, como mucho, la portada le hubiese arrancado alguna sonrisa y después habría pasado al olvido total. Sin embargo, la reacción jurídica le ha dado a esas reivindicaciones republicanas un altavoz que nunca hubiesen tenido.

Con la NO POLÉMICA asignatura (pues me niego a caer en la trampa de calificarla de polémica) pasa exactamente lo mismo. La mayoría de la gente está abrumadoramente a favor de la misma, aunque sólo fuese por el morbo o por reacción frente a un denostado y medieval poder eclesiástico, cada vez menos influyente en la sociedad española (afortunadamente). Así las cosas, este "efecto bumerang" está haciendo que el español medio (con sentido común) que no tenga clara alguna posición, espere a ver la reacción de los Cañizares, Martínez Camino y CIA, para adoptar literalmente la postura contraria.

En segundo lugar, los que, como yo, comprendemos la indispensabilidad de una asignatura como ésta, sabemos que si alguna vez, cualquier García-Calvo de tres al cuarto, sentenciara contra la misma y la quitase del currículum, cerraríamos filas, nos organizaríamos y, entonces, sí que daríamos esos contenidos en cualquier otra asignatura. De modo que si el poder eclesiástico o judicial nos cierra la boca a los educadores, hablaremos hasta por los codos.

En tercer lugar, es obvio que esa asignatura (como ocurre con la "Vida Moral" de 4º de ESO, de la que nadie en absoluto ha dicho jamás una palabra) depende totalmente de la cuerda ideológica del profesor que la imparta. Por ejemplo, ¿Creen los lectores que se habría armado tanto jaleo si los colegios del Opus Dei hubiesen decidido por su cuenta impartirla, o si el único libro de texto existente fuera el de Editorial Casal, ése que, por ejemplo, niega todo estatuto jurídico a los homosexuales? Entonces, Cañizares, la CONCAPA y demás habrían brindado con champán.

En cuarto lugar, si los obispos rezaran y reflexionaran más y oyeran menos su propia emisora, se darían cuenta de que el problema de la Iglesia no se soluciona con nostálgicos recuerdos del poder de antaño, ni con obsesiones por controlar la democracia parlamentaria. Se darían cuenta de que lo que consigue adeptos es una vida ejemplar (como, por ejemplo, la de Jesús de Nazaret, asesinado por oponerse al poder, exactamente lo contrario de ellos). Si los obispos fueran más humildes (o simplemente algo humildes) se mirarían en el espejo de esos monjes budistas, perseguidos y asesinados por oponerse a la dictadura militar birmana. Claro que no es lo mismo enfrentarse (jugándose la vida) a la dictadura militar que meter al dictador militar bajo palio en las catedrales. No, no es exactamente igual. Por cierto, aprovecho para recordarle a cierto diario digital ultraderechista que ha publicado que el cantante Víctor Manuel escribió en su juventud una canción a favor de Franco, que es mucho más grave procesionar con él bajo un palio (pequeño detalle que "se le ha olvidado" a dicho diario recordar también).

Y termino con una simple anécdota. Como profesor, ya he empezado (con todo el placer del mundo) a dar mis clases de "Educación para la Ciudadanía". Dando el tema primero de "Una sociedad plural", y viendo las caras de mis alumnos al oir hablar de la xenofobia, el racismo, el holocausto, la intolerancia, etc, me he acordado de la CONCAPA y sus soflamas antidemocráticas. Comprobando el sorprendente interés que se han tomado los chavales, he entendido, de inmediato, por qué vienen con tantas ganas a la clase, mientras no pisan una Iglesia ni aunque les paguen.

Por cierto: una de las cosas que quiero enseñarles es que para exponer libremente una opinión política no hay por qué tener el mal gusto de quemar fotos o insultar a aquéllos con quienes estemos en desacuerdo.

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