17 de octubre de 2007

Se acaba el tiempo para un hermano y su hermana

Troy Anthony Davis y su hermana, Martina Correia, están luchando por sus vidas. Troy se enfrenta a la muerte por inyección letal, a manos del estado de Georgia, y Martina tiene cáncer de mama. Sus luchas paralelas contra pronósticos que no podrían ser peores seguirán inspirando a la gente, mientras logren sobrevivir. El tiempo se les está acabando.

El 9 de octubre, tras las rejas, Troy Davis cumplió 39 años. Fue acusado de haber disparado a muerte al oficial de policía fuera de servicio Mark Allen McPhail en un tiroteo en el estacionamiento de un Burger King en Savannah, Georgia, una noche de agosto de 1989. Alguien estaba golpeando a un vagabundo para quitarle una lata de cerveza. Davis intervino, pero huyó cuando el asaltante lo amenazó con un arma. McPhail, que trabajaba aquella noche de guardia de seguridad en la estación de autobuses Greyhound, intervino a continuación y fue asesinado. Davis ha sostenido su inocencia todo este tiempo.

De los nueve testigos civiles que presentó la fiscalía contra Troy, siete se han retractado, incluido el hombre a quien atacaron aquella noche. Uno de los dos que no ha cambiado su testimonio es Sylvester Coles, a quien otros identificaron como el autor del disparo.

A lo largo de todo el calvario de Davis, su hermana, Martina Correia, ha luchado para que sea liberado. Martina habló en julio ante el Comité de Indultos y Libertad Condicional del Estado de Georgia un día antes de la prevista ejecución de Davis. El comité concedió un aplazamiento de la ejecución. Correia describió la audiencia: “La audiencia de petición de clemencia para Troy ha sido la más larga de la historia de Georgia. Y finalmente decidieron concederle a Troy un aplazamiento de 90 días.”

Mientras Martina lucha por la vida de su hermano, está luchando igualmente por la suya: “He estado luchando contra un cáncer de mama con metástasis durante seis años y medio. En 2001 me dijeron que me quedaban seis meses de vida, y le pedí a Dios que tan sólo me diera fuerzas para ver crecer a mi hijo y ver libre a mi hermano Troy. Y he dedicado mi vida a esto. A pesar de que no he trabajado durante casi siete años por la quimioterapia y los tratamientos constantes, h ago trabajos voluntarios en mi comunidad y tareas relacionadas con los derechos humanos; no sólo para ayudar a Troy, sino para ayudar a otras personas que se encuentran en la misma situación. Así que mi lucha no es sólo por Troy. Lucho para que todos combatamos la injusticia”.

La Corte Suprema de Georgia ha aceptado el pedido de Davis de realizar un nuevo juicio, que está previsto para el 13 de noviembre. En ese nuevo juicio, la querella podría tener que enfrentarse a que la mayoría de sus testigos se retracten de sus antiguos testimonios. Este mes, el 13 de octubre, se celebrará una importante marcha en nombre de Davis en Savannah, una ciudad acostumbrada a la cara de Martina: su foto adorna el lateral de la furgoneta que recorre la ciudad realizando mamografías a mujeres indigentes.

Tres millones de mujeres sufren cáncer de mama en EE. UU. Las mujeres afroestadounidenses tienen en general un menor porcentaje de posibilidades de supervivencia que las mujeres blancas. Lo que pase en los próximos meses determinará si Martina y Troy consiguen desafiar los malos pronósticos.

Extraído de "Time Is Running Out for Brother and Sister" © 2007 Amy Goodman.

Traducido por: Ángel Domínguez y Democracy Now! en español. Puede leerse en Rebelión.

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